La necesidad del espíritu crítico y humanístico en la UNAM


Luis Josué Lugo

El pasado 30 de enero las instalaciones de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) amanecieron tomadas por un grupo de personas encapuchadas, quienes, ante el contexto de violencia de género, piden que rectoría tome medidas en este ámbito. Ante lo cual, Enrique Graue pidió mesura de los estudiantes.

Y es que, la FCPyS se sumó a otras ocho escuelas de la UNAM, fundamentalmente por temas como la violencia de género que se vive al interior de la Universidad (incluso Facultades como la Filosofía y Letras llevan 3 meses en paro).

Demanda que es urgente atender, y que al mismo tiempo envuelve problemas de seguridad al interior del campus universitario, así como aspectos como los servicios médicos deficientes. Para muestra, el joven en CCH que murió por negligencia al interior de dicho plantel el pasado 07 de enero.

Inclusive, se ha amenazado con extender el paro a otras facultades, lo que indudablemente conmina a que el rector tome medidas que promuevan protocolos de género, opiniones de especialistas (en foros y consultas públicas), pero también consideren medidas que sin comprometer la autonomía de la Universidad, así como su espíritu crítico, coadyuven a sostener a una de las dos mejores universidades de Latinoamérica (según la QS University Ranking 2019).

Sobre todo, porque al interior de la UNAM coexisten varios grupos políticos, tanto institucionales, como de choque, que aprovechando la coyuntura, podrían intentar desestabilizarla.

Aún más, parece ser un tiempo que invita al diálogo, tanto de los estudiantes afectados (considerando que tienen un consejo técnico y universitario, pero que muchas veces es ajeno a ellos), como de autoridades, órganos de gobierno y también los propios profesores de asignatura, quienes en la mayoría de las veces son poco considerados para la toma de decisiones.

Sin duda, cada Facultad y la propia Universidad debe observar en su interior, para democratizar varios de sus procesos y decisiones, toda vez que si se da prioridad a “mafias académicas” y no al pensamiento humanista, la investigación científica y las decisiones plurales- en el marco de una universidad pública- la conciencia crítica de la sociedad se verá minada.

Aún más, para temas como el de la seguridad y las diversas violencias, es importante entender que también el contexto que vive en país incide, y por tanto las soluciones también deben extenderse al ámbito estatal y nacional (una vez más sin comprometer la autonomía universitaria).

Es importante enfatizar que en tanto, las partes envueltas en el conflicto no vean representadas sus demandas, y logren un cabildeo efectivo, las tomas en las diversas escuelas y facultades seguirán siendo herramientas de presión política por grupos activistas, como una forma de expresión política para llamar la atención sobre temas que de otro modo se verán invisibilizados.

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