¿Qué pasará después del Coronavirus en escuelas y trabajos?


Luis Josué Lugo

Por el reciente miedo a contagiarse de Coronavirus, diversas escuelas han pasado sus clases de modo presencial a digital. Al tiempo que varias empresas han optado por mandar a sus trabajadores al modo “home office” (trabajo desde casa). Sin embargo, detrás de este proceso, hallamos falta de planeación política, reforzamiento de la explotación laboral, y brechas de diversa índole.

 

Y es que, como medidas para el aislamiento como producto de las fases 2 y 3 del Coronavirus, en casi todas las escuelas pidieron a profesores impartir sus clases en línea. Sin embargo, esto requiere: a) planeación de clases, b) adaptación de contenidos tradicionales a formatos digitales, c) banda ancha que soporte una interacción digital de alto número de participantes, d) habilidades digitales para manejar herramientas digitales.

Mientras que en el plano laboral, hay brechas de edades que ponen en situación difícil a adultos mayores que no se han apropiado de las tecnologías, además de que según varios trabajadores se han ampliado los mecanismos de control y vigilancia (vigilándoles con micrófono o cámaras), sin considerar que en en algunos contextos, las conexiones a Internet son inestables, no se cuentan con espacios de trabajo propios, y el tener a hijos en casa, dificulta el home office (toda vez que varios infantes no pueden ir a guarderías y escuelas por el virus ya mencionado).

Y es que, en ambos casos, se habla de un tema de apropiación. El cual es un concepto que desde hace años han trabajado importantes investigadoras como Delia Crovi y Marilú Garay. En suma, se plantean que no sólo se debe pensar en tener acceso y usar la tecnología (lo cual ya supone contar con infraestructura necesaria, así como con ciertas habilidades digitales), sino que también exista una apropiación de los dispositivos digitales.

¿A qué se refiere esta idea? A que los dispositivos digitales sean utilizados para que el conocimiento de las personas se amplíe y con ello aprendan a ser y aprendan a hacer nuevas cosas en sus vidas. En este caso, que un profesor, amplifique sus conocimientos y pedagogías, con mediación de las tecnologías. Y los estudiantes se vean beneficiados, contando con procesos de diálogo y participación.

Para lo anterior es necesario que se incorporen talleres y materias de alfabetización digital (han existido propuestas de especialistas como Guillermo Orozco, para que tal medida suceda desde educación básica), los cuales en el presente sexenio no han sido del todo claras (y que representan uno de los actuales retos para varias agendas de gobierno abierto a nivel mundial, según organismos como la UNESCO y OCDE).

Esto se relaciona al aspecto laboral, en los cuales varios trabajadores reportan que sus trabajos no sabían cómo enfrentar la crisis del Coronavirus. La solución fue mandarlos a hacer trabajo en casa (home oficce), sin considerar aspectos de cultura política que dificultan este proceso.

Peor aún, en empresas como acuática Nelson Vargas, Sportium y ALSEA, -operador de marcas como Domino´s Pizza, Starbucks, Burger King, Chilis, P.F., Italiani´s, Vips, El Portón-, obligaron a que sus trabajadores firmaran contratos de suspensión temporal. O en otros casos, se les notificó que no se les pagarían el tiempo de cuarentena.

Aún más: ahora que varias organizaciones, empresas y escuelas “descubrieron” las ventajas de combinar modelos tradicionales con sistemas en línea, es importante que se cuide que esto no vaya a traer consigo mayor explotación laboral. Pues para varios teóricos del Capitalismo Cognitivo, las TIC podrían utilizarse como fuentes que generen mayor plusvalía; es decir, trabajo no remunerado.

Para que quede claro: en algún escenario positivo del “post coronavirus”; las personas podrían trabajar varios de sus días laborales desde casa, con lo que se ahorrarían tiempos de traslado, la ciudad se congestionan menos, etc… pero contrario a ello, una de las tendencias negativas (ligada directamente al Capitalismo y el interés de “ganar a costa de lo que sea”) podría ser que además del trabajo que un sujeto ya tiene, se le sume más con mediación de la tecnología.

Al final, debe tenerse claro que las tecnologías con complementos de la vida social, y todo cambio que éstas supongan, depende de una estructura social que así lo posibilite. En otras palabras, si no hay apropiación, habilidades y modelos justos de derechos y sistemas sociales, es muy probable que las TIC se vuelvan distópicas; pues aumentarán la explotación, injusticias y brechas.

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