UNAM: de su democratización a una probable intervención política.


Luis Josué Lugo

Recientemente, Miguel Ángel Jauregui, diputado de Morena, propuso a la UNAM democratizar sus mecanismos de decisiones políticas internas, mediante elecciones directas para la selección de rector. Según expresó el político: “por medio de elecciones abiertas, equitativas, competitivas y transparentes, a través de voto libre y secreto”.

La propuesta, pareciera tener sentido en una institución en la cual el rector es elegido por una junta de gobierno, y los directores de las escuelas son seleccionados por el propio rector, lo cual habla de decisiones políticas muy centralizadas.Pero que por otro lado, parece soslayar que en universidades con dichos procedimientos, los vicios de sus jornadas electorales han tenido costos políticos muy altos; desde riñas, hasta compra de votos masiva.

Además, llama la atención que tal propuesta emerja en el actual clima que vive la mejor universidad del país (según Webometrics, en su más reciente clasificación), cuyo eje nodal reside en la violencia de género e inseguridad que padece la comunidad universitaria. Por ello, podría mencionarse que esta iniciativa podría parecer “oportunista”, en un momento que la Universidad debe cerrar filas, pero con relación a atender los problemas previamente mencionados.

Indudablemente, uno de los trasfondos podría implicar los intereses de  Morena para seguir formando cuadros dentro de la UNAM, con el fin de fortalecer sus cotos de poder (aspecto en los cuales otros partidos también estarían interesados), no sólo por recursos económicos, sino también por aquellos de carácter intelectual, cultural y simbólicos.

En este sentido, debe pensarse que podría interesarles incorporar y reforzar la presencia de sus “intelectuales orgánicos” dentro de la UNAM, lo que les ayudaría  a seguir legitimando sus políticas públicas, decisiones e incluso equivocaciones (previniendo los climas de futuras elecciones), lo que al mismo tiempo opacaría el pluralismo que debe imperar en la máxima casa de estudios.

Motivo por el cual, el actual rector (quien para aspectos como la “violencia de género” ha sido fuertemente criticado por no ofrecer soluciones a gran parte de la comunidad) expresó: “El hecho de presentar una iniciativa como ésta, solo puede ser interpretado como un intento de desestabilizar la vida universitaria, en momentos en que la UNAM lleva a cabo los cambios pertinentes a su normatividad para que las y los universitarios convivan en un ambiente de respeto, paz y seguridad”, según mencionó en un oficio dirigido a la bancada de Morena, contando con el respaldo de gran parte de la comunidad UNAM.

Acto seguido: el problema paró cuatro días después de la propuesta hecha por Jauregui. Empero, aún quedan algunas lagunas que corresponde seguir solucionando a la propia comunidad (toda vez que el propio rector reconoció que hay una escalada política el diversos estados contra las autonomías universitarias).

De tal modo que es fundamental atender a la autonomía de la UNAM, en tanto las decisiones que se tomen al interior de la misma no beneficien a un solo grupo político, -máxime si se encuentra en el poder- con el fin de que dicha institución pueda continuar como la “conciencia crítica de la sociedad”.

En este sentido, a pesar de que personajes del propio partido se pronunciaron en favor del respeto a la autonomía de la UNAM (tales como Martha Ávila, quien funge como coordinadora de Morena en la CDMX, o la propia jefa de gobierno Claudia Sheinbaum), habría que considerar la propuesta del diputado de Morena como una posible medición del clima político respecto a la supuesta “democratización de la universidad”.

Por otro lado, la UNAM tampoco puede ser ciega a los conflictos que vive en su interior; no sólo con los problemas de género e inseguridad que urge atender, sino también mediante la toma de decisiones en la propia universidad, toda vez que catedráticos reconocidos, tales como el politólogo Enrique Suárez Iñíguez, ya han apuntado los procesos anti democráticos que se vive en algunas tomas de decisiones políticas.

En suma, resulta importante que desde la propia legislación universitaria se vele por procesos de mayor involucramiento de la comunidad en la toma de decisiones (lo cual también podría abarcar la situación de profesores de asignatura, contratación de tiempos completos, etc), cuidando la autonomía de la máxima casa de estudios.

De lo contrario, intereses externos intentarán involucrarse con los riesgos de aumentar los cotos de micro poderes en la UNAM, cuando lo que se necesita es la democratización -no partidista- de la misma.

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